Acabo de recibir la revista «Escritura Pública» que edita el Consejo General del Notariado y dirige Ana Togores. Es una revista muy interesante, pegada a la actualidad, en la que todo se impregna de un aroma de «fe pública» nada intrusivo.
En este número, el 44, correspondiente a marzo-abril de 2007 se incluye una interesante entrevista a Doña Carmen Calvo, Ministra de Cultura, desarrollada por Luis Menéndez.
La ministra repasa algunos de los puntos candentes que gestiona su ministerio e invita a reflexionar sobre la repercusión de la Cultura en nuestra sociedad, en múltiples aspectos.
El espacio editorial limita la extensión de la entrevista, que sabe a poco. De ella entresaco una pregunta y su respuesta que en mi opinión va en la dirección correcta a la hora de interpretar la actitud del Ministerio de Cultura en relación con las descargas ilegales y consecuentemente la interpretación del concepto de «copia privada» circunscribiéndola restrictivamente a la que se refiere a la copia de obras a las que el copista accede legalmente. De este concepto se entiende que el canon solo puede compensar por las copias legales, y no por las copias ilegales, como en alguna ocasión se ha dado a entender desde los medios de comunicación.
Su ministerio destinará casi 3 millones de euros en 2007 para sensibilizar a la población de la necesidad de defender nuestra cultura. ¿A qué conductas concretas va dirigida esta campaña?
«Se trata de la segunda edición de la camapaña antipiratería que lanza el Ministerio. El lema se mantiene: Contra la piratería, defiende tu cultura. Esta vez hemos centrado el mensaje en las ideas, porque en pocas palabras, vulnerar la ley de propiedad intelectual es apropiarse de ideas ajenas. Hemos cubierto todos los campos de la creación, desde las descargas ilegales de películas, música, libros, software, etc… Y la campaña, de nuevo, busca sensibilizar a todos los públicos, jóvenes y mayores, en lo importante que son para nuestras vidas todas esas manifestaciones que se generan a oartir de nada más, -nada más y nada menos-: el cine, la música, la lectura, los programas informáticos… la cultura. Piratear la cultura significa acabar con una parte de nosotros mismos, de la sciedad que habitamos, y en la que crecemos y nos desarrollamos como seres humanos.
