La red española de terminales de pago es la mayor y la menos rentable de la UE


La rentabilidad de la red española de terminales de punto de venta (TPV o POS) se encuentra a cola de las de sus homólogas europeas. A pesar de contar con la mayor red de puntos de pago, sólo un 38,4% del volumen de dinero movido a través de tarjetas hasta junio sw 2001 se destinó a compras. El pago de compras con tarjetas de plástico se encuentra con los obstáculos de la fuerte orientación de los clientes hacia la retirada de efectivo en cajero automático (ATM por sus siglas en inglés) y la tupida red de estos cajeros de los bancos, la segunda del mundo, la mayor si se compara con el número de habitantes. La banca se ha orientado a mejorar el servicio a sus clientes sin buscar especial rentabilidad en la explotación comercial de esa infraestructura.

La red de terminales de punto de venta que sirven para pagar con tarjetas bancarias en los comercios y que está desplegada por el territorio español es la mayor de Europa, con más de 18.300 unidades por millón de habitantes y un total de 848.373. España le saca casi 6.000 TPV por millón de habitantes al país que ocupa el segundo puesto en la clasificación, Dinamarca; y poco menos de 7.000 al tercero, Luxemburgo.

Sin embargo, esta red es una de las menos renatables de Europa, según afirmaron diversos representantes del sector de medios de pago en el seminario «Retos Tecnológicos del Sector Financiero», organizado la segunda semana de 2001 en Cádiz por el fabricante de TPV Ingenico.

Apenas un 35,9% del total de operaciones que se llevaron a cabo con tarjetas bancarias en España hasta diciembre de 2000 fue con el objetivo de hacer una compra en un establecimiento. En junio de 2001, este porcentaje había crecido hasta el 38,4%, aunque se ha producido un trasvase hacia las compras a débito.

España, además, es uno de los países de la UE en los que se lleva a cabo un menor número de transacciones monetarias: sólo supera a Italia y a Alemania. Además, los españoles tienen pocas tarjetas bancarias: cada habitante del Reino Unido posee 1,6; los estadounidenses, 2,25; los suizos, 1,07 tarjetas. Los españoles sólo tienen 1,02 tarjetas por persona.

Las razones son variadas. Según Carlos Jaque, director general de la filial española de Ingenico, las entidades financieras, a diferencia de lo que sucede en otros países, no cobran a los establecimientos por instalar TPV, lo que aumenta su presencia.

El director general de Sistema 4B en España, Alfonso de la Viuda, cree que los usuarios de banca tienen una «fuerte orientación al débito», lo que les hace reticentes a comprar a crédito con tarjetas y se provoca así una baja cuota de financiación, opinión que compartieron los directivos de Visa España, Eduardo Merigó; y de Euro 6000, Santiago Ballesteros.

Por otra parte, la liquidez en manos de los usuarios de tarjetas en muy grande, debido a la extensísima red de cajeros automáticos que hay en España: con 962 ATMs (cajeros) por millón de habitantes, es la segunda mayor red del mundo, sólo superada por la japonesa, según los datos de Sistema 4B. En tercer lugar se coloca Corea del Sur, país que, con toda probabilidad, adelantará a España en 2002.

«Hay mucha facilidad de acceso al dinero en metálico por parte de los usuarios de entidades financieras», asegura Alfonso de la Viuda. «Podría decirse que la banca es la primera que se ha hecho la competencia a sí misma instalando tantos cajeros, pero en realidad no es sino un reflejo de la importancia que desde las cajas y los bancos se ha dado a prestar un buen servicio a los clientes a un coste reducido para favorecer la adopción de las tarjetas de pago por los usuarios».

Las cifras apoyan las tesis del directivo del Sistema 4B. En 1999, las compras a través de tarjetas supusieron el 6,2% del total del consumo privado. A pesar de que este porcentaje ha subido en junio de 2001 hasta un 8%, sigue lejos del 9,8% de Irlanda, del 12,3% de la media europea, del 12,2% de Holanda y, sobre todo, del 21,9% que se registra en el Reino Unido.

En España, los usuarios efectuaron entre enero y marzo operaciones con tarjetas por valor de 3,9 billones de pesetas (23.400 millones de euros), un 2,3% más que un año antes. De esta cantidad, 2,3 billones fueron operaciones de retirada de efectivo. Los pagos en comercio con tarjeta de débito crecieron un 19,7%. El aumento registrado por las de crédito se quedó en un 12,3%.

El sector ve difícil que varíen a medio plazo las costumbres de los usuarios, ya que el mercado de las tarjetas «está muy maduro», según Alfonso de la Viuda, y ya se han creado los hábitos de consumo. «Al final, dará poco valor implantar la tecnología EMV (Europày, Mastercard, Visa), el estándar de tarjetas con microchip de especial interés en los pagos en TPV, si la gente sigue prefiriendo obtener efectivo en el cajero».

Mobipay entra en periodo de pruebas

En el evento se trató también el caso de Mobipay.

El servicio de pagos a través del móvil Mobipay -lanzado por el Santander Central Hispano, el BBVA, Telefónica, Orange, Vodafone España y el 80% del sector bancario español- entra en una fase de pruebas piloto en determinados establecimientos. A finales de octubre de 2001se llevará a cabo un test controlado en un centro comercial de la Comunidad de Madrid, según afirmaron fuentes cercanas al proyecto.

El consejero delegado de Mobipay España, José Luis Martínez Dalmau, afirmó durante las jornadas organizadas por Ingenico que el proyecto ha sufrido un retraso motivado por la dificultad de organizar las inciativas por la cantidad de entidades que forman parte del operador de medios de pago móviles. Martinez Dalmau rehusó precisar la fecha en que Mobipay comenzará a operar.

Durante el seminario, el directivo aseguró que el éxito del pago por móvil no depende tanto de la tecnología que se aplique como del modelo de negocio implantado, algo que quedó claro tras la escasa adopción de las inciativas de monedero electrónico, para las que cada entidad llevó adelante su propio estándar y no logró suficientes clientes. Los expertos creen que los tres sistemas de pago móvil que pugnan en la actualidad (Mobipay, el propio de La Caixa, y Paybox, del Deutsche Bank) tendrán que confluir en uno si quieren ser rentables. Baldomero Falcones, director general del Santander, se daría por satisfecho si Mobipay consiguiera beneficios en 2004.

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